Primera noche silenciosa desde que llegue, aun no se qué fue lo que sucedió en las noches anteriores que no me dejaron salir de la residencial... todo había sido muy sospechoso, y la calma en los días, escalofriantemente normal.
Esa noche estaba con mucha neblina, y una luna que me hipnotizaba al verla... grande, brillante, su cara me sonreía y alentaba, en poco tiempo estaría teñida de rojo.
Caminaba por las calles viejas de adoquín, húmedas y frías, pero eso no importaba, nada de eso se siente cuando se está en camino a un cometido. Pero algo no encajaba, tenía la sensación de que la cazadora iba a ser cazada. No me sentía cansada, pero veía como la sombra se movía, escalaba entre los muros, y formaban formas indistinguibles. No había nadie a mí alrededor, pero podía sentir, y oler la respiración a mi lado. Era un experto, pero no caeré en su juego.
sábado, 12 de diciembre de 2009
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